Con un marco de público que lleno el salón de Puerto Caroya se realizó una nueva edición de la Fiesta que promueve esta actividad de las quintas caroyenses.

Desde horas tempranas de la mañana el gran staff de Puerto Caroya se puso en marcha para recibir a una concurrencia que hacia una semana y media había agotado las entradas en su gran mayoría, salvando la familia de productores, eran turistas que venían a disfrutar este tradicional evento. Como así también a recorrer establecimientos productivos, como Rosel, Norma Lóndero y Bodega La Caroyense. 

El resultado fue altamente positivo desde todos los puntos de vista. El público expresó con alegría, muestras de afecto, comiendo todo lo que se les sirvió, cantando y bailando durante todas las horas que duró la fiesta. La alegría se notaba también en el semblante de mozos, sonidista, músicos y equipo en general , donde no pareció haber ningún detalle librado al azar.

Todos tuvieron un momento para ser parte. La familia de productores y el INTA de la mano de la Dra. Liliana Difeo, le contaron al público el trabajo que realizan, el esfuerzo que requiere la producción y los avances que se están desarrollando.

A su turno, Norma Lóndero presentó en el escenario un muestrario de dulzuras tradicionales y actuales que se pueden hacer con batata, sin dejar pasar la cortesía de combidarle una degustación a todos de batatas en almibar.

En un marco caracterizado por la italianidad, la argentinidad estuvo presente entonando emotivamente el himno nacional y un tramo de peñita folklórica que al ritmo de zambas, gatos y chacareras pusieron a los bailarines en el centro de la pista.

El encanto de Jesi Mangone, con sus danzas árabes, dejó a muchos boquiabiertos mientras decenas de celulares registraban los espectaculares movimientos de la bailarina. 

La firma Dulcor, que procesa las batatas de la zona, puso de sobremesa el postre nacional: vigilante, mientras promotoras regalaban por las mesas panes de dulces de batata Dulcor y bolsitas con batatas que trajeron los productores. 

Entre canzonetas italianas y generosos sorteos llegó el baile al son del acordeón de Cuarteteando con Cipoletti. La gente se quedó hasta entrada la tarde como queriendo que la fiesta no acabara. Algunos aprovecharon el hermoso parque para tomar mates con dulzuras de la fiesta y disfrutar la presencia de la exposición de autos antiguos que engalanó el evento. 

Si algo más se podía pedir, era que el día luciera un explendido sol con temperatura muy agradable. 

Balance de superávit de felicidad para todos: público y organización.

Reseña de la 19ª Fiesta de la Batata en Puerto CAROYA

Informe de TELEFE Córdoba - Caballos & Placeres en esta nota especial 

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